Sandra Amézaga, de Mulleres Salgadas: «El ‘techo de cristal’ impide el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo»
La secretaria de la asociación de ámbito autonómico reclama mayor compromiso de las administraciones para mejorar las condiciones de las trabajadoras del mar
Sandra Amézaga es la secretaria y portavoz del colectivo Mulleres Salgadas, una asociación que empezó su andadura allá por el año 2016 con el objetivo de poner en valor y visibilizar el trabajo de las mujeres vinculadas al mar y al sector de la pesca. Hoy, ocho años después de ponerse en marcha, ya son 1.695 las mujeres inscritas que luchan cada día por mantener viva a la industria pesquera y por reivindicar sus derechos.
Mulleres Salgadas ha sufrido una importante transformación desde su creación en 2016. ¿Cuáles diría que han sido los mayores cambios que ha experimentado la asociación a lo largo de estos años?
El principal cambio que ha experimentado Mulleres Salgadas fue dar el salto de asociación local a autonómica. Esto fue una decisión muy importante y muy meditada, ya que suponía ocupar un lugar al que no había llegado nadie. En cierta medida fuimos unas pioneras, pero no solo por ampliar el ámbito de actuación, sino también porque decidimos, por unanimidad, que en nuestros estatutos figurara el carácter feminista de la asociación. Creemos que es fundamental que la hoja de ruta de cualquier entidad, pero especialmente de Mulleres Salgadas, tenga una perspectiva feminista. En este sentido también fuimos unas precursoras, ya que sé de buena tinta que muchas asociaciones de carácter institucional reniegan del feminismo.
En cambio, nosotras creemos que la sociedad tiene que enfocarse en otras formas de liderazgo. Tiene que existir una corresponsabilidad de los cuidados. La mayoría de las mujeres que trabajan en el mar son las que se encargan de la casa, y del cuidado de niños y mayores. Todavía hoy en día existe esa imposición social de la mujer, y nosotras queremos transformar la estructura social desde nuestra humilde asociación. Pero nos está costando muchísimo.
¿Por qué decidieron poner en marcha este proyecto? Por lo que dice, había una necesidad latente de poner en valor el trabajo femenino en el mar…
Porque sentimos la necesidad de revertir esta situación, especialmente en lo que respecta a la discriminación de género, que impide que la mujer llegue a los puestos de responsabilidad. También quisimos dar visibilidad a todas las mujeres que trabajan en el sector, desde las mariscadoras, a las bateeiras, pasando por las trabajadoras de las conservas. Las mujeres siempre estuvieron ahí, desde el inicio. Lo que pasa es que todavía hay segregación por sexos en el mar. Hay trabajos de hombres, que están mejor valorados, y trabajos de mujeres, que aún se consideran como un mero complemento. Pero los oficios no tienen género. Por lo tanto, sentimos que era necesario romper con esa diferenciación y poner en valor el trabajo femenino en uno de los sectores que peor lo están pasando.
Uno de sus lemas es el de que en Galicia el mar es femenino. ¿Ha mejorado la situación de las mujeres que se dedican al sector en los últimos años o sigue habiendo una brecha de género?
Sí que ha habido una mejora, pero ha sido insuficiente. Lo que sucede es que se ha producido un estancamiento en los últimos 30 años. El sector se ha quedado anclado en el pasado y no avanzamos. Y esto se ve especialmente reflejado en la dificultad de acceso a determinados puestos de representación y liderazgo, que limitan la visibilidad que tienen las pocas mujeres que los alcanzan. Sin duda ha habido un gran cambio, pero todavía queda mucho camino por andar. Es imposible atajar estos problemas de raíz cuando las mujeres están vetadas de los cargos de poder, que son los que tienen la capacidad de hacer algo al respecto.
«Creemos que es fundamental que la hoja de ruta de cualquier entidad, pero especialmente de Mulleres Salgadas, tenga una perspectiva feminista»
¿Continúa entonces existiendo el denominado «techo de cristal» en la industria pesquera? ¿A qué lo atribuyen?
Desgraciadamente, sí. El «techo de cristal» continúa siendo la realidad a la que nos enfrentamos las mujeres que nos dedicamos a esto. Apenas hay mujeres en la industria pesquera. Y con esto me refiero a los puestos de responsabilidad. En la actualidad hay 63 cofradías de pescadores. De todas ellas, solo tres cuentan con una patrona mayor. Y voy más allá. Nunca ha habido ninguna mujer presidiendo alguna de las tres federaciones provinciales de cofradías que tenemos. Creo que los datos hablan por sí solos.
Uno de los objetivos con los que nació este proyecto es el de aunar a los diferentes colectivos de mujeres vinculadas al mar e intentar mejorar sus condiciones laborales. ¿Se ha avanzado algo a nivel institucional?
A los hechos me remito. Sí que ha habido algún intento de mejorar las condiciones de las trabajadoras del mar, pero no precisamente por parte de las instituciones. De hecho, siempre nos encontramos con alguna traba a la hora de concertar reuniones con cualquiera de las Administraciones. Parece que no se quieren reunir con nosotras para tratar los temas que nos repercuten y nos afectan.
¿No existe interés por parte de las administraciones por entablar diálogos con su asociación para mejorar la situación de las mujeres que se dedican al mar?
No sé si existe interés o no. Yo hablo por experiencia propia. Te puedo asegurar que llevamos mucho tiempo intentando tener una reunión con los responsables de la Consellería do Mar para que atiendan a nuestras reclamaciones. Y todavía seguimos esperando. Pero lo que sí sé es que no se puede potenciar el asociacionismo femenino sin dotar de financiación. No puede depender exclusivamente del esfuerzo y de la voluntad de las mujeres que estamos asociadas. Necesitamos medios para mantener toda la operativa, con financiación real y efectiva. Así como apoyo de las direcciones generales.
«En la actualidad hay 63 cofradías de pescadores. De todas ellas, solo tres cuentan con una patrona mayor»
En este sentido, una de sus demandas de mayor calado se podría decir que es la creación de un Observatorio de Igualdad de Género del sector pesquero en Galicia. ¿Qué nos puede decir del mismo? ¿Han logrado ponerlo en marcha o aún sigue en trámites?
Pues que ha sido una de nuestras principales reclamaciones todos estos años. De hecho, ya planteamos una proposición no de ley que fue aprobada por el Parlamento de Galicia. Queríamos que el Observatorio de Igualdad de Género fuera un órgano independiente formado por científicos sociales de las tres universidades gallegas. El objetivo era hacer un análisis cualitativo y cuantitativo de la situación del sector pesquero, porque actualmente no existen estadísticas reales desagregadas por género.
En la última Ley de Igualdad que se acaba de aprobar han anunciado un borrador de un estatuto de la mujer rural y del mar que entendemos que es la respuesta del Gobierno autonómico a nuestras demandas, pero que no se corresponde en absoluto con lo que nosotras pedíamos. Por eso seguimos solicitando que atiendan a nuestras peticiones, porque es un organismo imprescindible para asegurar los derechos y el respeto de las condiciones laborales de muchas mujeres del mar.
Hoy en día, ¿cuántas Mulleres Salgadas forman parte de la asociación?
Actualmente tenemos a 1.695 mujeres inscritas. Somos la asociación más importante de mujeres de pesca a nivel autonómico. De hecho, hace tan solo unos días tuvimos una reunión con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en Madrid a la que acudieron también compañeras andaluzas y catalanas. Eran 300 y 100, respectivamente. Para las cerca de 1.700 asociadas gallegas. Y lo peor es que ellas cuentan con el apoyo de sus gobiernos autonómicos. Aunque también se podría mejorar su situación. Yo soy partidaria de un plan de reforma general de la gestión pesquera.
¿Y cuál es el perfil mayoritario de las asociadas?
El perfil mayoritario de Mulleres Salgadas, la mayoría son mariscadoras, al fin y al cabo es una de las profesiones más feminizadas que existen. Pero también contamos con bateeiras, un colectivo importantísimo en el que las cuestiones de género son todavía más sangrantes. Sin olvidar a las mariscadoras a flote, las percebeiras, las trabajadoras de las conservas, y las oceanógrafas.
¿Qué otros puntos o aspectos le gustaría destacar del Manifiesto que rige a Mulleres Salgadas?
Fundamentalmente, que somos una asociación creada por mujeres y para las mujeres. Queremos dar visibilidad a todo el trabajo que hacemos, a pesar de los numerosos obstáculos a los que nos enfrentamos. Aquí todas las trabajadoras del mar son bienvenidas, independientemente de su profesión. Pero algo que me gustaría destacar es nuestro intento de salir del ámbito autonómico y traspasar fronteras. Estamos dando grandes pasos en esa dirección. De hecho, acabamos de ser admitidas en Low Impact Fishers of Europe (LIFE), la plataforma europea de pesca artesanal, y en Aktea, la red europea de organizaciones de mujeres del sector pesquero. Lo que da una idea de nuestra hoja de ruta de cara a los próximos meses. Acceder al ámbito europeo y hacer contactos y colaboraciones con otras asociaciones de mujeres. En definitiva, crear sinergias que mejoren nuestra vida y nuestras condiciones laborales.
«Actualmente tenemos a 1.695 mujeres inscritas. Somos la asociación más importante de mujeres de pesca a nivel autonómico»
Otra de las formas más simbólicas de honrar a las mujeres que viven del mar es con el Premio Muller Salgada que ustedes mismas conceden. ¿Nos puede adelantar sobre quién recaerá este año? ¿Qué cualidades o requisitos debe cumplir una mujer para recibir este reconocimiento?
Pues justo estamos con los preparativos para escoger a la ganadora de este año. Ya tenemos a las candidatas, son muchas, como no podía ser de otra manera. Pero respondiendo a tu pregunta, quiero aclarar que no estamos buscando a mujeres conocidas o mediáticas que hagan de punta de lanza, sino que buscamos mujeres que representen algo dentro del sector, que hayan aportado un valor añadido a la profesión. Ya sea haber sido buenas compañeras; haber trabajado en un sector históricamente invisibilizado, o que con su postura o posicionamiento personal hayan mejorado de algún modo el sector, de forma completamente anónima y altruista. Pero no buscamos a una cara conocida. Ese no es el objetivo. Todo lo contrario. Queremos dar voz y poner nombre a todas esas mujeres que han hecho del mar el importante sector que es hoy en día sin recibir nada a cambio.
El sector está pasando por momentos muy complicados debido a las condiciones meteorológicas adversas del pasado invierno y como consecuencia del cambio climático. Esto es especialmente duro en el marisqueo. ¿Cómo lo están viviendo ustedes? ¿Se están implementando medidas para paliar los efectos negativos de esta situación?
Sí, lo cierto es que estamos viviendo momentos muy difíciles. Muchas cofradías llevan paradas desde enero, algunas incluso más tiempo. Además de las condiciones meteorológicas adversas, hay otros factores a tener en cuenta y que están complicado el trabajo en el sector. En Galicia siempre ha llovido, quizás este invierno hayan caído más precipitaciones, pero no es algo anómalo en la comunidad. El problema de raíz viene del cambio climático. Está aumentando la temperatura de los mares, lo que hace que incremente la tasa de mortandad del marisco. Este es un problema muy serio del que apenas se está hablando.
Pero lo peor de todo es que no nos invitan a las conversaciones en las que se están tratando estos temas. Queremos que se nos escuche. Cuanto más plural sea una mesa, más temas habrá para compartir. La verdad es que estamos viviendo la situación con muchísima preocupación, y también con cierto grado de frustración e impotencia al ver que no se está avanzando. Y no es nada nuevo, los expertos llevan décadas avisándonos de que esto iba a ocurrir. Por lo tanto, no entendemos esta inacción por parte de las autoridades competentes ante un escenario que se presenta complicado para la supervivencia del sector y el mantenimiento de miles de puestos de trabajo.
«Con el Premio Muller Salgada queremos dar voz y poner nombre a todas esas mujeres que han hecho del mar el importante sector que es hoy en día sin recibir nada a cambio»
¿Considera que la gestión pesquera vigente se adapta al escenario actual?
No, para nada. De hecho, creemos que se debería cambiar la gestión pesquera para adaptarse a las necesidades del sector y a las circunstancias externas que lo están poniendo en peligro. También es preciso modificar las condiciones de trabajo, por ejemplo en lo referente al cese. Hay que dar una vuelta a los trámites que se requieren para que una cofradía pueda solicitarlo ya que, tal y como está, habrá alguna que no pueda pedirlo, con el consiguiente perjuicio para las mariscadoras. En la Illa de Arousa, sin ir más lejos, no lo han solicitado. El tope está en 2 kilos de japónica, lo que supone unos 128 euros al mes de ingresos. Cuando la cuota ya son 255. Por lo tanto, no solo no ganan, sino que pierden dinero. No es suficiente para vivir.
¿Y qué se debería hacer entonces para mejorarla?
Nosotras creemos que se debería modificar la ley que rige a las cofradías, que lleva vigente desde el año 1993 sin apenas cambios. Esta ley no garantiza la paridad, y es una de nuestras principales reivindicaciones. En este sentido, también pensamos que es preciso cambiar el sistema electoral dentro de las propias cofradías.
Además, hay mucha preocupación dentro del marisqueo con todas las actividades que implica, especialmente los trabajos de sembrado. Porque no es solo recoger el marisco, hay mucho trabajo y dedicación detrás. Todo recae sobre nosotras. También las tareas de limpieza y recogida de algas, que deberían ser responsabilidad de las administraciones públicas. Perder el marisqueo a pie es perder algo vital para el mantenimiento de las rías. Nuestra labor es, intrínsecamente, sostenible y cuida las playas y el medioambiente. No nos podemos permitir el lujo de prescindir de estos oficios.
Exigimos que el marisqueo se deje de ver como una actividad residual y marginal, y que se flexibilicen un poco las medidas. No puede ser que se siga precarizando el trabajo de las mujeres mariscadoras. El salario medio de una mariscadora ronda los 12.000 y los 14.000 euros y, por ley, no pueden ganar más por una actividad complementaria. Es decir, si una mariscadora quiere compatibilizar este trabajo con otro, necesariamente tiene que cobrar menos, lo que contribuye a precarizar su labor.
Y ya por último, vuelvo a nuestra demanda de un Observatorio de Género en el sector pesquero, ya que es imprescindible para conocer la situación real de la industria. Tenemos que contar con datos cualitativos y cuantitativos que nos permitan realizar un buen diagnóstico de la situación actual para poder implementar políticas adecuadas desde el ámbito social.
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